TXAKOLI



Según un viejo Txakolinero cuando al vinicultor le preguntaban “¿Cuánta cantidad de vino habéis hecho?”, solía ser costumbre responder: “Etxeko ain”, es decir lo justo para casa. De “etxeko ain” se pasó a “etxekolain” y acabó diciéndose “txakolin”.

Se llamó “vino chacolín” hasta la reforma ortográfica de Sabino Arana, que fue quien propuso el término “txakoli”, al parecer en el año 1895.

El Txakoli es un vino afrutado, de grado ligero, singular acidez y aroma intenso, en nariz denota intensos aromas a cítricos, hierbas y flores; en boca es fresco, ligeramente ácido y fácil de beber. Tiene que servirse fresco y es uno de los acompañamientos más adecuados para el pescado y los mariscos.

Se obtiene de ciertas castas autóctonas del País Vasco. (Hondarribi Zuri , Hondarribi Zuri Zerratia y Hondarribi Beltza. Esta ultima parece que es Cabernet Franc). Tambien hay producciones menores en Cantabria y Burgos , e incluso en algunos lugares de Chile.

PODA



En invierno es momento de podar la viña. Siempre en luna menguante porque en esta fase lunar las plantas están más aletargadas. En esos momentos las heridas que se producen en la poda les afectan en menor medida. Aunque los viejos decían; Pasando San Vicente ni menguante ni creciente.

En su estado natural la vid es una liana trepadora cuyas ramas, llamados sarmientos, pueden alcanzar hasta 30 metros de longitud. Sólo prosperan las yemas situadas en los extremos porque reciben más savia, y las yemas situadas más cerca del tronco no brotan. La producción de frutos no guarda proporción con el desarrollo frondoso de la vid. Si bien produce numerosos racimos, las uvas tienen un tamaño reducido y maduran difícilmente, por lo que su calidad es muy deficiente.

El objetivo de la poda consiste en reducir el número y la longitud de los sarmientos para que la vid produzca menos racimos, pero de más grosor y más calidad. La poda alarga la vida de la vid y asegura la cosecha de un año para otro. Permite también adaptar el tamaño de la planta al espacio donde se cultiva para facilitar las tareas del viticultor.



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CRIANZA DEL VINO EN BOTELLA




En esta fase se utilizan botellas bien limpias y tapones de corcho elásticos y resistentes, de una longitud mínima de 44 mm y que no tengan olores y sabores extraños ni poros por donde pudiera salir el líquido.

Una vez llena y bien tapada, la botella se traslada a los botelleros, en las cuevas o calados, donde permanecerá en posición horizontal formando rimas. Los calados son naves subterráneas perfectamente aisladas, que no deben estar sometidas a corrientes de aire ni a cambios bruscos de temperatura. La humedad relativa del aire debe ser siempre superior al 70%.

La botella en posición horizontal provoca que el vino esté en contacto con el corcho, humedeciéndolo y dando lugar a un cierre hermético. El vino que ha evolucionado bien en la crianza en madera, en la botella se afina y se redondea, se pule en el paso de boca y enriquece sus aromas gracias a las sustancias producidas en el ambiente reductor (sin oxígeno) de la botella, adquiriendo una mayor complejidad y elegancia.

Una vez terminada la etapa de botellero, se saca de los calados, se lava la botella de restos de polvo, se colocan las etiquetas y la cápsula y ya puede salir al mercado.

El proceso de crianza en botella puede durar en los grandes vinos aun muchos más años.

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