La vid
hunde sus raíces profundamente en el subsuelo, donde se provee de nutrientes.
Pero la composición química de éstos no participa directamente en el desarrollo
de los aromas en las uvas.
La mineralidad en los vinos, en la
mayoría de los casos, no tiene nada que ver con ellos. Como se afirma, la fruta
y madera siempre tienen un origen conocido, sin embargo, la expresión de rocas y
suelos en los aromas y sabores que encontramos en una copa de vino siempre ha
sido un misterio, ya que algo claro es que poco o nada tiene que ver con los
minerales.
El vino base para el champagne de
Cramant (Côte des Blancs) sabe distinto al vino base para el Champagne de
Trépailles (Montagne de Reims). Y ambos son chardonnay que crecen sobre caliza.