Los vinos así llamados, son producidos en la isla
portuguesa Madeira, originalmente “encabezados”, es decir, aumentándole su
graduación alcohólica, mediante el agregado de un vino de mayor producción o de
algún alcohol, método que originalmente usaron los británicos para aguantar el
traslado desde Madeira a otras zonas de consumo, los británicos lo hicieron
conocer por todo el mundo, alcanzando gran popularidad y aprecio en las Islas
Británicas.
En 1703 entre Portugal e Inglaterra se firma el
Tratado de Melhuen por el cual los vinos portugueses pagaban un tercio de los
derechos de aduana en su entrada en Inglaterra y el textil inglés no pagaba
nada en su entrada en Portugal. Como es lógico tanto los de Oporto como los de
Madeira supieron aprovechar la ocasión y ello motivó un desarrollo enorme para
estos vinos, los cuales de Inglaterra pasaron al continente y al nuevo mundo
americano, logrando fama universal, hasta el punto que en la proclamación de
independencia de los Estados Unidos en 1776 se bebió Madeira. La influencia
inglesa llegó a tal punto que la isla fue durante muchos años fue base naval y
militar inglesa. De igual modo, fue la bebida preferida de las monarquías
europeas y de la corte del Zar de Rusia, en la cual mientras los hombres lo
bebían las damas lo usaban como perfume personal.
A causa de la devolución en un viaje de ida y
vuelta a las islas, de un lote del producto que no se vendió, los productores
del Madeira, se dieron cuenta que el sabor del vino cambiaba después de largos
viajes por mar. Ellos concluyeron que estos cambios se originaron como
consecuencia del bamboleo y exposición del producto a altas temperaturas. Y resultó ser que
los clientes comenzaron a preferir ese tipo de vino que se denominó vinho da
roda, (vinos que han hecho el viaje de ida y vuelta), los cuales se
hicieron muy populares. Hoy día, el Madeira se reconoce por su
único y característico proceso de vinificación, en el cual el vino es calentado
a temperaturas tan altas como 140o F (60o C), por un
extenso período de tiempo (estufagem) y además, de forma deliberada, se
somete el vino a ciertos niveles de oxidación en barrica. Motivado a este
proceso característico, el Madeira es un vino robusto, que puede tener larga
vida, incluso después de destaparse. El proceso de elaboración, el “estufado”
de las barricas , preserva mejor el vino y por otra le da un
característico aroma tostado debido a la caramelización del azúcar.
Los vinos Madeira más importantes, cuyos nombres
corresponden a las uvas que las originan, al menos en 85% de su composición
según Ley, son: SERCIAL, vino seco encabezado tras su fermentación, como el
Jerez; VERDÉLHO, algo menos seco encabezado como Sercial; TERRANTEZ,
ligeramente “abocado”, es decir menos seco, pero sin llegar a ser dulce, encabezado
tras su fermentación; BUAL, vino semidulce encabezado durante la fermentación,
como el Oporto; y MALMSEY O MALVASÍA, vino dulce al estilo del Oporto.
Por otra parte, de acuerdo a la edad se
distinguen cuatro clases: COLHEITA, vino de un solo año y a partir de una sola
variedad de uva, con un período mínimo de crianza en madera de 20 años. RESERVA
EXTRA, procedente de algunas de las variedades de uva citada anteriormente con
al menos 15 años en barrica de roble. RESERVA VELHA, que debe descansar en madera
y botella no menos de 10 años. Finalmente RESERVA, con una edad mínima de 5
años.
El Madeira se usa especialmente como aperitivo,
acompañando postres y quesos y también en cocina en preparaciones a las que se
desea tengan un sabor ligerísimamente dulzón, tales como cerdo, cacería, queso
y utilizado además en forma menos ortodoxa con langostino, langosta y otros
productos del mar con exitosos resultados.
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