Sin embargo, diez años antes, se habían enviado con destino final Chile algunas cepas de esta uva. Producto de la crisis que se vivía por esos años en Europa, una gran cantidad de enólogos del viejo continente emigró hacia el país sudamericano, dando un vigoroso impulso a la emergente y ya poderosa industria vitivinícola chilena.
No obstante y pese a esta masiva presencia de personal altamente capacitado, el Carménère fue ignorado. ¿La razón? Nadie reparó en su presencia y se planto en compañía de las cepas de Merlot y Cabernet, por lo que por muchos años fue comercializado como estas variedades.
Pasaría más de un siglo, para que se desvelara el secreto de esta uva, de la cual hasta ese entonces sólo se guardaban algunas vides para estudios académicos en la Universidad de Bordeaux, zona de Francia en donde llegó a producirse a gran escala. Específicamente en el año 1991 el ampelógrafo francés Claude Vallat señaló que cierto Merlot que producía Chile no era tal, pero no pudo determinar a que cepa realmente correspondía.
A fines de los 70 y principalmente en los 80 del siglo pasado, muchos decían que había “Merlot y Merlot Merlot” refiriéndose el segundo al de verdad. Muchos pensaban que Merlot se había adaptado a las tierras de este hermoso país. Pero en 1991 Claude Valat, ampelógrafo francés (estudioso de las hojas), puso en duda el Merlot de Chile.
Esa duda fue rápidamente puesta en el baúl de los olvidos porque el Merlot estaba explotando en consumo y Chile comenzaba su década de oro (exportaciones). Claude nunca se olvidó y lo mencionó a su colega Jean Michel Boursiquot justo antes que éste visitara el país más largo del mundo.
El 24 de Noviembre 1994, Álvaro Espinoza, uno de los mejores y más destacados enólogos de Chile, estaba un poco confundido con un viñedo de Merlot que tenía en Alto Jahuel, Valle del Maipo. Fue ése día en que Jean Michel decía esas palabras que cambiaron la viticultura Chilena: “Esto no es Merlot, es Carménère”. Nadie sabía qué era lo que estaba hablando. Tanto así que muchos tuvieron que leer en los libros de más de 100 años para tratar de entender lo que este destacado ampelógrafo había dicho. Fueron estos libros los que enseñaron los primeros pasos de cómo vinificar porque no había enólogos vivos que alguna vez habían trabajado con ésta variedad.
Ahora ya sabemos que Carménère es primo hermano de Cabernet Sauvignon. Es cercano, pero tiene diferencias notables. Sus taninos son más aterciopelados, son más dulces y su fruta es más madura que la Cabernet. Su acidez es más baja y si llega a madurar bien tiene deliciosas notas especiadas. Por qué? Vamos al viñedo: Carménère tiene una piel (hollejo) muy grueso, por lo tanto, madura más lento que cualquier otra variedad. Debido a esto necesita mucho follaje (hojas) para así proteger las uvas y por un periodo muy largo. Es por eso que Carménère resulta mejor en tierras fértiles. Esto hace que se pueda producir suficiente “protección verde”. Lo bonito viene después. Sus hojas adquieren un bellísimo color carmín a mediados de abril en sus últimas semanas coloreando los valles. Los viñedos Carménère maduran más lento que cualquier otra variedad.
De color rojo profundo, algunas notas que en nariz recuerdan al pimentón y frutos rojos, en boca levemente especiados, taninos firmes pero mas suaves que el Cabernet Sauvignon y cuando tienen alguna crianza en madera aparecen después de algunos minutos en la copa notas que evocan al chocolate. De cuerpo medio, fáciles de beber.
Marida con Verduras fritas y asadas, Pescados grasos: Atún, salmón, albacora; Carnes blancas, pastas con tomate.
A disfrutar…
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