El Bozal o cápsula inventada por Adolphe Jacqueson (Champagne Jacquesson) Caen 1844, tiene casi 160
años.
Cuando en la época de Dom
Pérignon se descubrió el medio de hacer que el vino se volviera espumoso las
botellas eran taponadas con espigas de madera revestidas de estopa impregnada
de aceite y selladas con cera. Rápidamente se dieron cuenta de que este
taponamiento era insuficiente para retener la presión del gas del vino e
impedir que las botellas tuvieran fugas. Tuvieron entonces la idea de utilizar
tapones de corcho para taponar las botellas, pero muy rápidamente hubo que
embridar seriamente los tapones para que no saltaran por la presión del gas
natural del vino de Champaña.
Así es como se recurrió a la cordelería de cáñamo para mantener el tapón sobre las botellas. Para más seguridad ciertos tratantes complementaban esta cordelería con uno o dos hilos de alambre trenzado, la colocación del alambre se hacía mediante una pinza tijera. Pero esta sujeción metálica presentaba dificultades para destapar las botellas y había que utilizar una pinza especial o pequeño gancho para cortar el alambre.
Para facilitar el descorche de las botellas sin tener que utilizar una pinza o gancho, y sobre todo sin riesgo de herirse, surgió la idea de hacer un pequeño anillo en el hilo a encordelar. Este pequeño anillo, no obstante, a veces iba provisto de una plaquita de plomo en la cual estaba grabada la palabra "CHAMPAGNE" o también el nombre del negociante. Pero la colocación de estas cuerdas y alambres era larga y difícil. Se decidió entonces perfeccionar el alambre a encordelar preformándolo.
Ahora, en todos los vinos
espumosos, las cápsulas son utilizadas como armas de marketing. Los
negociantes personalizan desde hace años sus cápsulas y llevados por la moda la
mayoría de las marcas poseen sus propias cápsulas. La cápsula ha pasado pues a
la posteridad desde simples herramientas técnicas a objeto de colección.